La espera
Te espero.
Te aguardé, más allá de los límites del tiempo. Desde antes de conocerte, sentí tu presencia en cada suspiro del viento. Atravesé estaciones, con sus primaveras rebosantes de color desvaneciéndose en otoños teñidos de añoranza bajo la lluvia suave. Caminé por senderos sin rumbo y me perdí en bosques oscuros y valles inertes. Nunca te vi, ni por asomo te sospeché.
Pero seguí esperando.
He alzado la mirada al cielo en incontables ocasiones, y he escudriñado el horizonte sin descanso, preguntándome dónde estarás. Aunque el silencio me ha abrazado como única respuesta.
Abandoné, la desesperanza me envolvió queda y lenta, como un abrazo tibio que cubrió todo. Las noches fueron más densas, y los días más lentos, ya no había preguntas ni miradas lejanas al horizonte
Y un día llegaste, sin esperarlo.
Y hoy, aquí estás ante mí, una visión de gracia y belleza. Te contemplo en silencio, y en mi mente resonando, reconociendo que esta mujer divina es mi destino, mi anhelo cumplido. Veo ante mí la intensidad más profunda y la fidelidad más real, veo ante mi, mientras te perfilas de color esos labios que pronto besaré, la mujer de mis sueños, la mujer que siempre esperé.
Por fin, llegaste.
Imagen y texto original de Fernando Cortés



